Hay varias estrategias fiscales que las empresas pueden utilizar para optimizar su carga tributaria, entre las más conocidas se encuentran las siguientes:

Deducciones fiscales: Las empresas pueden deducir ciertos gastos necesarios para el negocio, como los gastos de publicidad, de oficina, de viajes, entre otros. Es importante asegurarse de que estos gastos sean necesarios y estén respaldados por la documentación adecuada.

Depreciación y amortización: La depreciación y amortización permiten a las empresas deducir el costo de los activos a lo largo del tiempo. Esto significa que pueden reducir su carga tributaria en función del valor de los activos que tienen en su propiedad.

Planificación de la estructura empresarial: La estructura empresarial puede afectar significativamente la carga tributaria de una empresa. Por ejemplo, una empresa puede elegir una estructura de sociedad de responsabilidad limitada en lugar de una corporación, lo que puede permitir que los ingresos de la empresa sean gravados en las declaraciones de impuestos de los propietarios en lugar de la empresa.

Créditos fiscales: Las empresas pueden ser elegibles para ciertos créditos fiscales, como los créditos por investigación y desarrollo o los créditos por energía renovable. Estos créditos pueden reducir significativamente la carga tributaria de una empresa.

Transfer pricing: La transferencia de precios es una técnica de planificación fiscal que implica establecer precios de transferencia entre empresas relacionadas. Esto puede permitir a una empresa mover ganancias de una jurisdicción fiscal más alta a una jurisdicción fiscal más baja.

Es importante destacar que estas estrategias fiscales deben ser utilizadas de manera ética y en cumplimiento con las leyes fiscales correspondientes. Las empresas deben buscar el asesoramiento de expertos en contabilidad y fiscalidad para garantizar que estén cumpliendo con todas las regulaciones y requisitos legales.